martes, 10 de mayo de 2011

Un Día de Mayo.

Ha sido largo el camino que trae hasta este punto, las horas olvidaron contarse cuando dejé de ver cuanto faltaba, no puedo quejarme del espectáculo que la naturaleza me ha brindado

Y ahora que lo pienso me parece que ella sabia lo que yo estaba sintiendo.

En el fondo mi ser agonizaba pues la angustia cada vez era mas grande, quizás por eso deje de pensar en el tempo, como si eso alivianara a amarga cuesta. Mi andar sin desearlo también jugaba en contra mía, se tornó lento, tanto como el tiempo, tan largo como la espera y angosto como mi cordura.

Finalmente un claro al costado del camino detuvo mi andar en seco, se detuvo por completo el tiempo, mis ojos se clavaron en el horizonte, mis oídos ensordecieron con aquel silencio abrumador que alcanzaba a cortarse con el grito de mis pensamientos. Una brisa a la mitad de la estación seca que calaba con un frío descomunal y un sol que amenazaba lentamente con marcharse antes siquiera de meditarlo entre parpadeos.

Justo debajo de mi había un puente, kilómetro quince menos no recuerdo cuantos que no decía si me alejaba o me acercaba a ninguna parte… …o a todas.

Miré intrigado cómo las hojas se agitaban por causa del viento y sin embargo enmudecían deseosas de que escuchara lo que a lo lejos se acercaba, un sonido que anhelaba no escuchar ni en mis pensamientos. Apresuré el paso a cualquier parte, ocultarme, perderme de vista, mimetizarme con el entorno, volar o lo que fuera y no hice de todo ni el intento, aquel sonido me alcanzo y así como llego se fue dejándome aún mas confundido.

Entonces tu imagen eclipso de un tajo todo cuanto en mi mente existía, de pronto vi tu sonrisa brillando en un recuerdo fugaz que para mi fue perpetuo, el tiempo ahora estaba de mi lado y comencé a desear que así continuara incluso que la noche sin avisar llegara, para así tenerte por siempre, caminando juntos por la noche que celosa mandaría ocultar la luna pues el brillo de tus ojos bastaría para llenar de luminarias el cielo, escuchar los latidos de tu corazón marcando el compás de mi existencia devorando cada palabra, muriendo y volviendo a vivir sólo con tocar tus labios.

La lluvia amenaza ahora con venir creyendo que me hará olvidarte, pero ella no recuerda cuando mojaba nuestros cuerpos, mientras descalzos corríamos cobijados por la noche y la aventura, no recuerda tantas noches que a sus pies mi amor te entregaba, no sabe que mis lagrimas han colmado sus nubes que amenazantes se acercan y que espero con ansia regresen a mojar mis ojos.

Esta noche amor mío he vuelto a decirlo, Amor, pronto estaré ya contigo.

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